Perrito era uno de los muchos perros deambulantes que vivían en el gran pueblo indígena de La Calera en Cotacachi. Como muchos de estos perros callejeros sin dueño en el pueblo, pasan sus días hurgando en busca de bocados de comida y sus noches buscando refugio entre las tierras de cultivo rurales. Una tarde lluviosa, Perrito fue atropellado por un automóvil y lo dejó al costado de la carretera sin poder caminar.

Dolores, una mujer indígena local, caminaba hacia su casa con sus dos hijos pequeños y encontró al perro tirado en el camino. Sus dos hijos comenzaron a llorar y le rogaron a su madre que ayudara a este pobre perro herido. Llevó al perro a casa y estaba en pánico sobre lo que debería hacer con este pequeño perro que sufría. Dolores se acercó a un voluntario de Amici y preguntó si alguien del hospital podía ayudar.

Perrito fue llevado al Hospital Amici Cannis y se sometió a un examen con rayos X, se determinó que el perro podría curarse de las lesiones que incluían una fractura pélvica. La mujer explicó que este no era su perro y que no tenía fondos para cubrir los costos del hospital. Con la ayuda de los programas de donación de Community Dog & Sterilization, Perrito pudo recibir la atención médica y quirúrgica adecuada, así como esterilización e inmunizaciones.

Después de dos meses de rehabilitación y atención médica mientras vivía en el hospital, Perrito regresó a la aldea indígena y encontró su camino hacia los corazones y el hogar de Dolores y su familia. Perrito es un perro feliz y saludable, que pasa las tardes jugando con sus dos mejores amigos, los dos niños que lo encontraron al costado del camino en esa noche lluviosa y le rogaron a su mamá que lo salvara.